El divan de Irene

El divan de Irene

Entrevista con la psicologa Irene Bedmar

El diván de Irene

 

Conoci recientemente a Irene en unos post sobre sexualidad que buscaba en la web. Estoy gratamente sorprendido de encontrarme una profesional de tan alta calidad. Como siempre me atreví a escribirle.

 

  1. En tu experiencia, ¿nos podrías contar qué busca un hombre y una mujer a nivel sexual y emocional?

 

Si algo he aprendido a lo largo de mis 38 años de vida y casi 12 años de experiencia clínica es que, al hablar de relaciones interpersonales, no caben generalidades. Es decir, no existen dos mujeres o dos hombres iguales entre sí por el simple hecho de pertenecer a un sexo y esto también es aplicable al modo en que nos relacionamos sexual y emocionalmente con otras personas.

 

Además, los cambios socioculturales determinan en gran medida nuestro modelo de sexualidad que, a su vez, influye directamente en nuestras preferencias sexuales.

 

Partiendo de esta realidad, cabe aclarar que las diferencias que podemos observar en relación con las preferencias sexuales masculinas y femeninas se deben más al propio condicionamiento social y cultural; es decir, a los mensajes que nos han transmitido desde nuestro nacimiento sobre cómo debe ser nuestra sexualidad, cómo debemos relacionarnos y qué debemos buscar en nuestra pareja sexual que, por supuesto, se presupone generalmente del sexo opuesto.

 




Es decir, se dan por sentadas nuestras preferencias sexuales desde el mismo momento en que nacemos, con las consecuencias psicológicas, fisiológicas y emocionales que esto implica. Hablamos, en definitiva, de cómo interfieren los roles de género en el desarrollo de nuestra auténtica sexualidad, la que se construye de modo natural desde el autoconocimiento y no desde la imposición.

 

Por otra parte, mujeres y hombres somos menos diferentes y estamos en realidad mucho menos distanciados sexual y emocionalmente de lo que se nos ha hecho creer. Por supuesto, cuando nuestro sexo está claramente definido por nuestros genitales externos, partimos de diferencias anatómicas incuestionables. Sin embargo, está más que demostrado que nuestro sexo no determina nuestra orientación sexual o, para ser más exactos, nuestros genitales –masculinos, femeninos o combinación de ambos (en el caso de la intersexualidad)- no determinan qué o quién nos atrae sexualmente.

 

De ahí que, más que hablar de las preferencias de un sexo y otro, pienso que puede ser mucho más constructivo que nos centremos en observar y valorar que a hombres y mujeres en realidad nos unen muchos nexos comunes:

 

  1. 1. Ambos somos seres humanos sexuados.

 

  1. Ambos somos seres humanos con variadas preferencias sexuales.

 

  1. Ambos buscamos amor y sexo, pero desde múltiples combinaciones y formas.

 

  1. Ambos hemos sido influenciados directa y/o indirectamente por los modelos de sexualidad más extendidos, como el tradicional modelo falocrático/prohibitivo, el permisivo o el preventivo.

 

  1. Ambos padecemos las consecuencias negativas de los estereotipos de género, especialmente crueles, injustos y absurdos en lo que respecta al sexo.

 

Y podríamos continuar la lista. De hecho, desde aquí propongo a tus lectores/as que se animen a participar con sus comentarios para continuarla.

 

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Por tanto, volviendo a la pregunta inicial -y en un intento de dar una respuesta sencilla y fácilmente comprensible a una pregunta compleja-, podríamos considerar tres perfiles de personas sexuadas:

 

  1. Las que buscan o necesitan «la seguridad de lo conocido”, de lo transmitido por el modelo sexual de referencia en su entorno más próximo. Con frecuencia, ven limitada o forzada su sexualidad hacia una única dirección, con consecuencias negativas para su salud sexual y emocional.

 

  1. Las que buscan “algo más” por sí mismas, desde el autoconocimiento y la propia experiencia. Se trata de personas que no se conforman con la historia del sexo que le han contado, suelen tener un mayor sentido crítico y prefieren aprender por ensayo y error, pero ante todo, hacerlo por sí mismas.
  1. Las que, sencillamente, no buscan nada. Sexo y emoción están íntimamente relacionados, pero podemos plantearlo así:

 

  • A nivel sexual: no podemos obviar una realidad sexual importante y es que una gran parte de la población –masculina y femenina- tiene serias dificultades para mantener su deseo sexual (libido) en un nivel satisfactorio. Hablamos del DSI o Deseo Sexual Inhibido.

 

  • A nivel emocional: en este caso, estaríamos hablando ya de un problema emocional que puede ir desde un problema anímico leve y pasajero (como la apatía debida al estrés) hasta un trastorno severo como la anhedonia propia de la depresión.

 

  1. El hecho de saber que la sexualidad femenina es más compleja, ¿es una forma de decir que es menos satisfactoria?

 

Ni mucho menos. De hecho, la asociación complejidad-insatisfacción no tiene ninguna base científica cuando hablamos de sexualidad femenina y además, nos puede condicionar o predisponer negativamente a hombres y mujeres en cuanto a todo lo relacionado con ella.

 

Es importante que nos cuestionemos por qué se suele pensar que la sexualidad femenina es más compleja. En realidad, no es tan compleja, sino simplemente diferente a la masculina a varios niveles. El problema en realidad es que ha permanecido demasiado tiempo oculta y ahora, en la era de la sobreinformación, se oyen y leen masivamente auténticas barbaridades sobre ella, producto de la desinformación que genera la abundancia de información de mala calidad y de fuentes no expertas.

 

Lo que sucede en este caso, al igual que en tantos otros, es que se suele asociar lo desconocido con lo difícil, lo misterioso, lo oculto… en cierto modo, incluso lo inaccesible. Después de los avances logrados a lo largo de años, volver a meter la sexualidad femenina en este cajón me parece bastante injusto y, me reitero, totalmente alejado de la realidad del placer femenino.

 




Es preciso hablar claro al respecto y hay un hecho evidente que todos podemos observar: en general, la sexualidad masculina se asocia con lo visible, lo grande, lo que hay que mostrar orgullosos…, mientras que la femenina sigue vinculándose a la idea de lo sucio, lo oculto, lo pequeño, lo que no debe tocarse ni explorarse, la enfermedad, el miedo, la vergüenza, la culpa

 

Creo que es fundamental que superemos estas viejas ideas que lo único que hacen es reforzar el miedo, la falta de autoestima y la insatisfacción sexual en ambos sexos.

 

En este sentido, me gusta citar una frase de Albert Ellis, el creador de la terapia racional-emotiva:

 

Las mujeres obtendrán la auténtica igualdad en el terreno sexual cuando dejen de sentirse culpables.

 

Para conocerla mejor, os recomiendo la lectura de este artículo de mi blog sobre sexualidad femenina.

 

  1. ¿Qué tan cierto es «las mujeres no saben separar sexo de amor» y «los hombres siempre desean sexo»?

 

Se trata de una creencia 100% errónea. Las mujeres claro que sabemos separar ambas cosas cuando realmente queremos y los hombres, por supuesto que no siempre desean sexo (¿acaso no tienen derecho a estar cansados o desmotivados?)

 

Te agradezco que me hagas esta pregunta, ya que muestra perfectamente hasta qué punto podemos estar equivocados y mantener creencias erróneas que al final destruyen nuestra sexualidad y nuestras relaciones interpersonales.

 

Tal vez hace muchos años pudieran convencernos con estas viejas ideas, pero hoy por hoy, a la mayoría de las personas este tipo de frases ya nos resultan totalmente anacrónicas.

 

Pero entonces, ¿por qué se mantienen? Pues muy simple: porque es muy difícil acabar con años y años de influencia del modelo de sexualidad falocrático, del que proceden la mayoría de estas ideas.

 

Si nos fijamos bien, el mensaje que hay tras estas frases que has mencionado es: los hombres siempre deben estar dispuestos a penetrar a la mujer y las mujeres a someterse pasivamente a dicha penetración, al margen de su placer o preferencias sexuales.

 

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Es más, hay un componente extra de «locura o incapacidad femenina» que recuerda un poco al viejo concepto freudiano de histeria femenina en lo de «las mujeres no saben separar sexo de amor», ya que aporta un matiz despectivo en relación con su capacidad para experimentar con «racionalidad» dos dimensiones tan importantes del ser humano como son el amor y el sexo. Es una auténtico disparate, producto, una vez más, del desconocimiento de la auténtica erótica femenina y alimentado, en gran parte, por demasiado silencio femenino, fruto de la culpa y la vergüenza inculcada.

 

Pero a la falta de información sexual de calidad y provista de valores se une la falta de educación emocional. Venimos arrastrando un problema educativo importantísimo en relación con nuestras emociones más básicas, cuando son algo que debemos aprender a gestionar a diario. Y este «analfabetismo emocional» lo pagamos especialmente caro cuando se trata de relacionarnos sexual y afectivamente con otras personas. Duros ejemplos de ello son el maltrato, la violencia y la agresividad en las relaciones interpersonales.

 

El tema de la carencia de habilidades básicas para gestionar nuestras emociones (o falta de inteligencia emocional) es tan extenso y tiene tantas implicaciones en sexualidad que podemos reservarlo para otra ocasión.

 

  1. Podrías hablarnos un poco de ti, a lo que te dedicas y tus redes sociales para conocerte más.

 

Soy Irene Bedmar Martín, Licenciada en Psicología por la Universidad de Granada, Terapeuta Sexual y de Pareja y Educadora Sexual desde 2006.

 

Mi proyecto EL DIVÁN DE IRENE, en colaboración con la plataforma médica Qoolife, permite a cualquier persona que disponga de un dispositivo con acceso a internet acceder a un amplio catálogo de servicios de psicología y sexología clínica. De este modo, puede contactar conmigo las 24 horas para enviarme su consulta, solicitar mi opinión profesional sobre su caso, pedir una evaluación detallada sin compromiso de iniciar terapia o bien adquirir el paquete completo de evaluación, diagnóstico y tratamiento psicológico y/o sexológico.

 




Por otra parte, he podido comprobar que, sobre todo para dar el primer paso que siempre es el que más cuesta, el hecho de hacerlo a través de una plataforma como es Qoolife (con las ventajas de intimidad y la libertad horaria que proporciona la mensajería instantánea, pero también la máxima garantía de privacidad y profesionalidad) aporta muchísima tranquilidad a mis pacientes y les ayuda a contarme con más facilidad sus problemas, ahorrándose además tiempo, dinero y tantas otras molestias que a veces ocasionan las citas presenciales en las clínicas físicas.

 

Quiero incidir en que mi consulta online sigue estrictamente la legalidad vigente en cuanto a privacidad y seguridad en internet, ya que se trata de un aspecto esencial en la atención sanitaria online actualmente.

 

El Diván de Irene representa también años de formación y esfuerzo traducidos en un sueño cumplido que tengo el lujo de compartir con las personas que sufren a causa de sus problemas sexuales y emocionales, de las que no dejo de aprender y a las que agradezco enormemente su confianza, que yo devuelvo entregándome al 100% en cada caso, sin escatimar en tiempo, recursos técnicos o esfuerzo.

 

Escogí el lema haz de tu inteligencia emocional tu mejor aliada porque considero que las emociones juegan un papel esencial no ya solo en nuestra sexualidad, sino en nuestras relaciones interpersonales y en nuestro día a día.

 

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